Por Will Graves – The Associated Press
Una década después, Simone Biles sigue en lo más alto.
La estrella de la gimnasia ganó el domingo por la noche su octavo Campeonato de Estados Unidos, 10 años después de que llegara a la cima de su deporte como una adolescente prodigio.
Biles, de 26 años y recién casada, considerada quizás la mejor gimnasta de todos los tiempos, logró un total de 118.40 puntos en la competencia de dos días, cuatro más que la segunda clasificada, Shilese Jones. La júnior de Florida, Leanne Wong, fue tercera, lo que aumenta sus posibilidades de formar parte por tercera vez consecutiva del equipo campeón del mundo.
Simone Biles, durante la competencia en San José, California, el 27 de agosto. Associated Press
Biles tiene casi asegurado el regreso al gimnasio donde conquistó su primer título mundial en 2013. En el transcurso de dos noches eléctricas en el SAP Center, Biles dejó claro que, incluso después de una pausa de dos años tras los Juegos Olímpicos de Tokio, sigue siendo la mejor de todos los tiempos.
Biles se convirtió en la mujer de más edad en ganar un título nacional desde que USA Gymnastics empezó a organizar el evento en 1963. Sus ocho coronas la sitúan por delante de Alfred Jochim, que ganó siete entre 1925 y 1933, cuando la Unión de Atletismo Aficionado organizaba los campeonatos y las pruebas masculinas incluían subir una cuerda.
Sí, de verdad.
“No pienso en los números”, dijo Biles. “Pienso en mi rendimiento. Y creo que, en general, he acertado 8 de 8. Supongo que es un número de la suerte este año”.
Esta especialidad ha recorrido un largo camino en el último siglo. Nadie ha pasado más tiempo en el tope que Biles, quien lleva 10 años utilizando su singular talento para superar los límites en más de un sentido.
No se supone que uno dure tanto tiempo en la cima. La mayoría de los gimnastas de élite a los 26 años –al menos los que no se han retirado– esperan simplemente aferrarse a lo que ya tienen.
Biles no está interesada en eso. Nunca le ha interesado. La repetición la aburre. Insiste en que esta vez lo hace “por ella”, y su enfoque distinto ofrece pruebas tangibles de que no miente.
En lugar de dejar que el mundo se entere de su camino hacia sus terceras Olimpiadas, ha mantenido la mayor parte de su entrenamiento en secreto, más interesada en compartir detalles de su vida lejos del gimnasio.
“Me gusta que [mis objetivos] sean personales, para saber a qué aspiro”, afirmó Biles. “Creo que es mejor así. Este año estoy intentando moverme de forma un poco diferente a como lo había hecho en el pasado. Creo que de momento está funcionando, así que voy a mantenerlo en secreto”.
Parece haber más equilibrio en su vida y se apoya el mantra de “es sólo gimnasia”, que inicialmente ayudó a impulsar su ascenso.
La edad aún no la ha afectado, aunque el domingo apostó relativamente a lo seguro, según sus estándares. Se torció el tobillo derecho en el entrenamiento del sábado, lo que le impidió realizar el salto Yurchenko con doble pica, que había clavado casi a la perfección el viernes en la apertura de la competición.
El 14.850 que recibió por su salto de Cheng siguió siendo el más alto de la noche en la prueba. También lo fue el 14.8 de la viga. También los 15.400 que provocaron una gran ovación cuando terminó.
La próxima cita es en Amberes, a finales de septiembre, donde Biles intentará sumar preseas a las 25 medallas –18 de ellas de oro– que ha conquistado hasta ahora en su inigualable carrera.
Por su parte, Jones, de 21 años, es una maravilla en las barras, donde se desenvuelve a las mil maravillas a pesar de su estatura (1.70 m). El público estalló cuando clavó su salto, su puntuación de 15.000 fue la mejor de la prueba y dejó atrás 10 meses de lesiones que habían ralentizado su entrenamiento.
Quiénes acompañarán a Jones y Biles en el Campeonato del Mundo sigue siendo una incógnita.
La actual campeona olímpica, Sunisa Lee, que ha pasado la mayor parte del año luchando contra un problema renal que sus médicos todavía están tratando de controlar, podría tener una oportunidad tras realizar una sólida rutina en la barra de equilibrios.
Wong, una de las varias atletas que intentan competir en la NCAA y en la élite al mismo tiempo, tuvo dos noches estelares que incluyeron una elegante rutina de barras y un ejercicio de suelo que compensa en precisión lo que le falta en potencia.
Jade Carey y Jordan Chiles, compañeras de equipo de Biles en los Juegos Olímpicos de 2020, que también han pasado los dos últimos años dividiendo su tiempo entre la universidad y la élite, no estuvieron tan finas. Chiles se cayó en barra y viga. Carey terminó entre las 10 mejores en una sola prueba: el salto.
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